Danzas tradicionales y sus perfiles lesionales característicos. Revisión sistemática

Yaiza Taboada-Iglesias

Rocío Abalo-Núñez

Tania García-Remeseiro

*Correspondencia: Yaiza Taboada-Iglesias yaitaboada@uvigo.es

Idioma del original Español

Citación

Taboada-Iglesias, Y., Abalo-Núñez, R., & García-Remeseiro, T. (2020). Traditional Dances and their Characteristic Injury Profiles. Systematic review. Apunts. Educación Física y Deportes, 141, 1-10. https://doi.org/10.5672/apunts.2014-0983.es.(2020/3).141.01

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Resumen

La determinación de los perfiles lesionales característicos de las disciplinas deportivas y artísticas que utilizan el cuerpo como medio, es fundamental de cara a realizar una buena prevención de lesiones. Pese a que en danza clásica y contemporánea se han realizado muchos estudios al respecto, existen muy pocas investigaciones y documentos de consenso en las danzas tradicionales que establezcan las características individuales y unificadoras para todas ellas. Por ello, el objetivo de este estudio fue el de establecer los perfiles lesionales de los bailarines de diferentes estilos de danza tradicional, estableciendo diferencias y similitudes entre ellos en cuanto a frecuencia lesional, localización, tipología, gravedad y factores de riesgo. Se realizó una revisión sistemática en las bases de datos Sport Discus, Medline, Cinahl, Scopus y Web of Science. Se obtuvieron 17 resultados, con representación de la danza irlandesa, flamenco, danza del vientre, danza india, danza turca y la danza de Morris de Gran Bretaña. Los resultados indican una alta incidencia de lesión, pero habiendo diferencias entre los estilos. Así mismo, la localización también fue específica, pero destacando las extremidades inferiores en todas ellas menos en danza del vientre en la que predominan las lesiones de la zona lumbar, sacro y pelvis.

Palabras clave: danza, danza folklórica, danza tradicional, dolor, esiones.

Introducción

La danza ha sido inherente al desarrollo humano en sí mismo y a la sociedad, siendo su origen algo impreciso. Es considerada la primera de las artes, teniendo referencias desde la época prehistórica. Desde las danzas aborígenes hasta la introducción de la cultura de pueblos como Egipto, la India o Grecia, la danza fue variando con diferentes expresiones como las salidas a la caza, nacimientos, fiestas religiosas, hasta su versión de mero entretenimiento (Markessinis, 1995). De la mano del desarrollo de las sociedades y culturas, han evolucionado el arte y sus manifestaciones como la música y la danza. De esta manera las danzas folklóricas pueden considerarse un producto de la evolución histórica de un territorio.

Pese a la inmensa variedad de danzas folklóricas, los estudios en danza se centran mayormente en la danza clásica, moderna o contemporánea, estudiándose desde vertientes del rendimiento, biomecánica, didáctica y la salud.

El movimiento es el pilar fundamental y utiliza el cuerpo del bailarín como medio de expresión, al que se somete a extenuantes entrenamientos que provocan el desarrollo de lesiones (Cardoso et al., 2017). Por ello, una de las perspectivas de salud más importantes, es el análisis de las lesiones. Abalo et al. (2013) indican que establecer un perfil de lesiones y de incidencia, se ha considerado el punto de partida para efectuar una buena prevención de lesiones a nivel deportivo. Así, además de estudios sobre la incidencia lesional desde el ámbito del rendimiento deportivo también se han realizado desde la vertiente del ocio deportivo (García-González et al. 2015).

Los estudios realizados sobre las lesiones en danza clásica o ballet indican una localización predominante en las extremidades inferiores (Cardoso et al., 2017; Ekegren et al., 2014; Leanderson et al., 2011) siendo la causa más frecuente el sobreuso (Ekegren et al., 2014; Leanderson et al., 2011). Así mismo, las lesiones en danza moderna o contemporánea se localizan con más frecuencia en el pie y en el tobillo destacando también la espalda (Shah et al., 2012).

 Por todo lo expuesto, el objetivo de esta revisión fue establecer los perfiles lesionales de los bailarines de diferentes estilos de danza tradicional, estableciendo diferencias y similitudes entre ellos en cuanto a frecuencia lesional, localización, tipología, gravedad y factores de riesgo.

Metodología

El proceso de obtención de la información que se recoge en este estudio se realizó mediante una revisión sistematizada en las bases de datos Sport Discus, Medline, Cinahl Scopus y Web of Science (WoS). La búsqueda se llevó a cabo en el utilizando los siguientes descriptores del Medical Subjects Headings (MeSH): «WOUNDS & injuries», «FOLK dancing» y “dancing” «Traditional dance». Para completar la búsqueda, se incluyeron las palabras clave: «injuries», “athletic injuries”, «pain», «injury», «injured», “dance” y “traditional dance” (Tabla1).

Tabla 1
Ecuaciones de búsqueda en las diferentes bases de datos

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Al total de los artículos encontrados se les aplicaron criterios de selección. Se incluyeron artículos científicos publicados en castellano, inglés y francés, que se aplicaron como filtros de búsqueda. Se excluyeron aquellos de los que no se obtuviera texto completo, no se ajustasen al tema de estudio, o fuesen casos, series de casos y revisiones. No se estableció un límite temporal. Además, en WoS se limitaron los resultados a tres categorías Al total de los artículos encontrados se les aplicaron criterios de selección. Se incluyeron artículos científicos publicados en castellano, inglés y francés, que se aplicaron como filtros de búsqueda. Se excluyeron aquellos de los que no se obtuviera texto completo, no se ajustasen al tema de estudio, o fuesen casos, series de casos y revisiones. No se estableció un límite temporal. Además, en WoS se limitaron los resultados a tres categorías para ser más preciso en los resultados (Sports Sciences, orthopedics, rehabilitation). ( Figura 1).

Figura 1
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Diagrama de flujo del proceso de selección bibliográfica 

Resultados

Las características de los estudios se recogen en la tabla 2. El estilo de danza con un mayor número de investigaciones fue la danza irlandesa, seguida del flamenco; las demás danzas solo obtuvieron un resultado cada una. Para facilitar la comprensión, se agrupan los resultados en función del estilo, y en la tabla 3 se evalúa la calidad metodológica.

Tabla 2
Características de los artículos analizados

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Tabla 3

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Danza irlandesa

De los numerosos estudios realizados en danza irlandesa, McGuinness y Doody (2006), analizaron a los bailarines participantes en el campeonato norte americano de este estilo de danza. Se encontraron que el 79 % de los participantes sufrieron al menos una lesión, siendo el tobillo (31 %) y el pie (25 %) las localizaciones más frecuentes, representando los esguinces de tobillo un 29 % y las fracturas por estrés en pies un 12 %.  En cuanto al tiempo de recuperación, el 63 % tardaron más de 21 días. Así mismo, se observó una reducción significativa de las lesiones de tobillo usando zapatos para absorber los golpes, el calentamiento y la vuelta a la calma. No obstante, metodológicamente aparecen problemas a la hora de recoger los datos lesionales, evaluación clínica y nivel de práctica.

Posteriormente, Noon et al. (2010) recogieron todas las atenciones médicas en una compañía. Los resultados mostraron 217 lesiones, teniendo la mayoría de las bailarinas múltiples lesiones, incrementándose con el nivel de danza. En su mayoría fueron fracturas por estrés (29,9 %), siendo la mayor parte de estas localizadas en los sesamoideos. Destaca también el síndrome patelofemoral con un 11,1 %. A su vez, señalaron que la mayor parte de las lesiones (94,9 %) se localizaron en las extremidades inferiores. Pese a no tener en cuenta factores extrínsecos, sus resultados reflejan importancia por el alto nivel metodológico del trabajo, ya que obtiene 7 de los 8 puntos. 

Las lesiones crónicas de tobillo resultaron ser comunes en el estudio de Walls et al. (2010), ya que, entre 18 bailarines profesionales de danza irlandesa, tan solo resultaron radiológicamente normales en tres de ellos. Las patologías más frecuentes fueron las tendinopatías de Aquiles (n = 14). Sin embargo, 8 de los participantes no presentaban dolor de tobillo, y pese a su buena calidad metodológica, faltan variables que analicen los factores intrínsecos y extrínsecos.

Cahalan y O´Sullivan (2013) se centraron en la ratio lesional y los factores de riesgo. Recogieron un total de 396 lesiones; sin embargo, el principal problema metodológico fue no realizar una recogida de datos in situ, no aportar sesgo de memoria por lo que la evaluación clínica fue deficiente. Encontraron que el 76,7 % de los bailarines habían sufrido una lesión previa, mayoritariamente en el pie (67,9 %) y el tobillo (60,6 %), así como que la ratio es sufrir 2,25 lesiones por bailarín a lo largo de sus carreras. Y aunque la mayoría de las lesiones fueron de gravedad menor, con mayor frecuencia en el pie y el tobillo, el 33,7 % de los bailarines reconoció que a menudo o siempre bailan con dolor. También establecieron los factores de riesgo que perceptivamente más contribuyen a la lesión, que fueron los accidentes, la fatiga o sobreuso, los movimientos repetitivos o un escenario inseguro.

En el mismo año, Stein et al. (2013) publicaron un estudio con una alta calidad metodológica (7 puntos) en el que, de 437 diagnósticos de lesión, el 80 % fueron por sobreuso y el 20,4 % traumáticas. El 58 % de los bailarines tuvieron una lesión, mientras que el 23,9 % sufrieron dos y el 18 % tres o más diagnósticos. Estas lesiones se localizaron en un 95 % en las caderas y las extremidades inferiores (33,2 % pie, 22,7 % tobillo, 19,7 % rodilla y 14,4 % cadera). La tipología lesional más común fueron las tendinopatías (13,3 %), seguidas de apoptosis (11,4 %), dolor e inestabilidad patelofemoral (10,8 %), fracturas por estrés (10,1 %) y lesiones musculares (7,8 %). Sin embargo, hay que tener en cuenta que no analizaron el nivel de práctica.

Por su parte, Cahalan et al. (2015) observaron que el 31,7 % de los bailarines de danza irlandesa sufren lesiones significativas, y que esta iba asociada a ser mujer, tener alta percepción de problemas de salud y problemas psicológicos, bajo estado de ánimo, catastrofistas, y no calentar siempre. Resaltaron el pie y el tobillo, como las zonas que se lesionaron con más frecuencia (48,8 %). Sin embargo, la mayoría de diagnósticos concretos fueron distensiones musculares (17,2 %). 

En otro estudio, del total de las lesiones, el 55, 8% se localizaron en el pie y en el tobillo, y el 63,1 % de los bailarines, se lesionaron en esta zona. También se estableció que las causas percibidas por los bailarines son el sobreuso o la fatiga (32,5 %), accidentes (15,6 %), lesiones previas (13,2 %) realizar un calentamiento o estiramiento pobre (11,3 %) y otros factores biomecánicos (11,3 %) (Cahalan et al., 2016).

En el artículo de Cahalan et al. (2017), analizando los factores biopsicosociales asociados a las lesiones del pie y el tobillo, comparando entre los bailarines de danza irlandesa que habían sufrido alguna lesión en esa zona, con los que no, los resultados asociaron las lesiones de pie y tobillo con no hacer un calentamiento con regularidad, tener bajos niveles de energía y otros dolores o molestias. Los bailarines con lesiones en el pie o el tobillo perciben como los mayores riesgos el sobreuso (17, 6%) y las lesiones previas (16,9 %). 

Cahalan, Bargary y O´Sullivan (2018) establecieron que el 84 % de los bailarines de élite adolescentes sufrieron al menos un episodio de dolor o lesión en 12 meses, siendo las zonas más afectadas el pie y el tobillo. Tener molestias en partes del cuerpo, dolor a menudo o siempre mientras bailan y la ira u hostilidad, fueron considerados factores significativamente asociados a lesión.

Otro estudio de Cahalan, Kearney, Bhriain et al. (2018) estableció que los bailarines preprofesionales de danza irlandesa tienen una incidencia lesional de unas 10,6 lesiones por cada 1.000 horas de exposición. Recogieron 88 lesiones en total, media (DE) de 4,2 (2,5) lesiones por bailarín, las cuales dificultaron la práctica total o parcial de danza una media de 10 días. Los miembros inferiores (destacando el pie y el tobillo con un 23, 9%) y la parte baja de la columna, fueron las zonas que se lesionaron con más frecuencia.  El 57,5 % de las lesiones no obtuvieron un diagnóstico claro, y de las que lo obtuvieron, el tipo más frecuente fue el muscular. Así mismo, la principal causa concreta de lesión fue el sobreuso. Por último, se asoció la falta de sueño, la salud general o el aumento de las horas de práctica con las lesiones.

En las publicaciones del Cahalan y colaboradores, los principales problemas metodológicos son el de no registrar la lesión en el momento que se produce, no establecer estrategia para evitar el sesgo de memoria y no aportar una evaluación clínica adecuada. Sin embargo, en los trabajos de Cahalan, Kearney, Bhriain et al. (2018), Cahalan et al. (2016) y Cahalan et al. (2016) se aporta una estrategia para limitar el sesgo de memoria, solicitando un registro semanal o mensual de incidencias.

Flamenco

Bejjani et al. (1988), en bailarinas profesionales de Nueva York, hallaron una alta incidencia de desórdenes urogenitales (50 %) siendo uno de los peligros de la exposición a la vibración derivada del zapateado. Las siguientes zonas con más incidencia fueron los dolores de espalda (28,6 %) y cabeza y cuello (26,8 %). Por su parte, las molestias en las extremidades fueron menores. No obstante, no efectuaron una definición de la lesión, ni evaluaron factores intrínsecos o extrínsecos, a la vez que se presenta un análisis de datos escaso.

Castillo-López et al. (2014) analizaron el dolor y la hiperqueratosis en la zona del metatarso en bailarina profesionales andaluzas. Se encontraron que un 80,7 % de las bailarinas sufrían dolor metatarsal durante la práctica del baile flamenco y que un 84,1 % hiperqueratosis plantar con una mayor incidencia en las cabezas del primer y segundo metatarsianos. Sin embargo, no pudieron establecer una relación directa significativa entre las dos variables. Tampoco detectaron relación entre el dolor y la altura del tacón del zapato. 

En la misma línea, Castillo-López (2016), con una mejor descripción metodológica que el artículo anterior, encontró que la mayor parte de las bailaoras profesionales de este estilo de danza presentan problemas en los pies. Aparecen deformidades en un 76,8 % de los casos, un 95 % tienen dolor metatarsal y un 82 % hiperqueratosis plantar.

Danza del vientre

El estudio sobre la danza del vientre fue realizado por Milner et al. (2019), sobre la comunidad de bailarines de este estilo de Nueva Zelanda, y presenta limitaciones metodológicas comunes con el resto de los resultados: carecer de registro en el momento, no aportar estrategia para evitar el olvido de datos y no tener una evaluación clínica exhaustiva. Se recogieron 40 lesiones en los últimos 12 meses, estableciéndose una ratio de lesión del 37 % (40 lesiones en 109 bailarines). El mayor número de lesiones se contabilizaron en la columna lumbar, sacro y pelvis con un 38 %. No obstante, la única variable que resultó predictora de la localización de la lesión fue la experiencia del bailarín, así aquellos con más experiencia tienen más probabilidad de que su zona lesiva sean las extremidades inferiores. 

Danza india 

En cuanto a las publicaciones realizadas en danza india, Nair et al. (2018) indicaron que, en los diferentes estilos de danza, la distribución del dolor de los bailarines era predominantemente en la espalda, seguido de los tobillos y rodillas, pero con particularidades entre la danza Bharatanatyam y la tradicional. Así mismo, reflejaron que no existen molestias en las caderas, muslos, manos o muñecas. Y de la misma forma, tuvo las mismas limitaciones metodológicas que el estudio anterior. 

Danza turca/Anatolian  

Aksu et al. (2018) examinaron las lesiones que sufrieron los bailarines de una compañía profesional de danza Anatolian, que necesitaron de intervención quirúrgica; señalaron 14 lesiones ortopédicas en el 18,6 % de los bailarines, mostrando una prevalencia 8,64 veces más alta en hombres que en mujeres. De estas, el 64 % fueron por lesiones traumáticas y el 35,7 % por condiciones crónicas.  El 85,7 % de las lesiones se produjeron en las extremidades inferiores, siendo todas localizadas en las rodillas acusadas a los impactos y recepciones de los saltos repetidos durante largos periodos de tiempo. Todas las lesiones en los miembros inferiores ocurrieron durante los espectáculos, mientras que las de la mano o muñecas sucedieron en los ensayos. La edad no resultó ser una variable predictora significativa entre sufrir o no sufrir una lesión. 

Ciertas figuras de danza o gestos técnicos presentaron lesiones específicas. Las lesiones de menisco se produjeron después de realizar frecuentes sentadillas y giros sobre una pierna de las danzas, las rupturas de ligamento cruzado anterior ocurren después de saltos y recepciones de los saltos. Cabe destacar que, aun aportando una buena metodología en la recogida de los datos, no aportan factores intrínsecos y extrínsecos y el análisis de los datos deberías ser más exhaustivo. 

Danza de Morris 

Por último, el estudio de Tuffery (1989) analiza las lesiones en la danza de Morris, danza tradicional de Gran Bretaña, con una calidad metodológica muy baja. Los investigadores recogieron que, de las lesiones traumáticas, el 59 % son sufridas por mujeres, pero sin relación directa con la edad. Las lesiones crónicas sí que tuvieron más incidencia significativa en los bailarines de mayor edad. 

Entre las lesiones traumáticas, el 70 % ocurren en las extremidades inferiores, destacando la ubicación en la pantorrilla y el tobillo, siendo la mayoría de estos últimos esguinces. Se asoció a la superficie de baile en un 39 % de los casos. Así mismo, en la relación entre sexos, solo las lesiones en los dedos y las rodillas resultaron ser significativamente diferentes, ocurriendo más lesiones en los hombres. El 24 % de las lesiones se clasificaron como leves, 33% como moderadas y 43 % como severas. 

De las 47 lesiones crónicas contabilizadas solo el 11 % se produjeron en mujeres, y fueron significativamente más bajas que las lesiones traumáticas; así mismo se encontraron también diferencias significativas entre sexos, sufriendo los hombres muchas más lesiones crónicas. La localización predominante resultó ser la rodilla.

Discusión

El análisis de los resultados permite establecer ciertas similitudes y diferencias entre los diferentes estilos de danza tradicionales de todo el mundo. Uno de los principales problemas de los trabajos realizados hasta la fecha es que la gran mayoría son de tipo retrospectivo (Aksu et al., 2018; Cahalan, Bargary & O`Sullivan 2018; Cahalan et al., 2015; Cahalan & O´Sullivan 2013; McGuinness & Doody 2006; Milner et al., 2019; Nair et al., 2018; Noon et al., 2010; Stein et al., 2013; Tuffery 1989), con los inconvenientes de pérdida de información que esto conlleva. Y tan solo 3 de los 17 resultados fueron de carácter prospectivo (Cahalan et al., 2016; Cahalan et al., 2017; Cahalan, Kearney, Bhriain et al., 2018). Todos los artículos presentaron muestras de ambos sexos excepto los de Milner et al. (2019) realizado en danza del vientre, los de Beijani et al. (1988), Castillo-López y Vargas-Macías (2014) y Castillo-López (2016) en flamenco y el de Noon et al. (2010) en danza irlandesa, que únicamente analizaron los resultados en mujeres. Por otro lado, los bailarines fueron en su mayoría de alto nivel, refiriéndose a ellos como profesionales, preprofesionales, élite o estudiantes de danza a tiempo completo. Tan solo el estudio de Tuffery (1989) en danza de Morris, el de Milner et al. (2019) en danza del vientre y el de Nair et al. (2018) en danza india incluyeron bailarines amateurs.

En cuanto a la calidad metodológica de los documentos incluidos en esta investigación, de los 17 artículos, todos, a excepción de uno centrado en la danza de Morris (3 puntos), obtienen una puntación de cuatro o más puntos. Aunque por disciplinas (danza del vientre, india o turca) solo se hallara un artículo cuya puntuación es de 5.

Incidencia lesional 

Las lesiones y el dolor en las distintas danzas parece ser una constante. En torno al 80 % de los bailarines de danza irlandesa (McGuinness & Doody, 2006; Cahalan, Bargary & O`Sullivan, 2018) y de flamenco (Castillo-López & Vargas-Macías, 2014; Catillo-López, 2016) sufrieron algún episodio de lesión o dolor. Pese a esto, Stein et al. (2013) establecen porcentajes más bajos en danza irlandesa, pero no se indica el nivel de los bailarines, pudiendo esto afectar a los resultados, pero teniendo este estudio mayor relevancia en cuanto a calidad metodológica.  A su vez, menos de la mitad de los bailarines de danza irlandesa sufren lesiones al definirlas como significativas (Cahalan et al., 2015). Estas menores ratios de lesiones son más similares a las encontradas en danza del vientre (Milner et al., 2019).

Por otro lado, la mayor parte de los bailarines en danza irlandesa resultaron presentar múltiples lesiones (Noon et al., 2010). Cahalan, Kearney, Bhriain et al., (2018)) reportaron una incidencia resultante en una media de 4 lesiones por bailarín en su estudio prospectivo; sin embargo, Cahalan y O´Sullivan (2013) indicaron que, a lo largo de toda la carrera, los bailarines sufren una ratio de 2 lesiones, aunque el estudio puede estar sesgado por la tipología de estudio retrospectivo y tener una calidad metodológica inferior al anterior.

Localización

Prácticamente todos los estilos de danza refieren una importante localización de las lesiones en las extremidades inferiores. La gran mayoría de las lesiones en danza irlandesa (Noon et al., 2010) que requieren intervención quirúrgica en danza turca (Aksu et al., 2018) y en danza de Morris (Tuffery, 1989) tienen relación entre ellas, aunque con ciertas características particulares, puesto que en danza turca predomina la rodilla (Aksu et al., 2018), y en danza de Morris, predominan la pantorrilla y el tobillo (Tuffery, 1989). 

El tobillo y el pie son las localizaciones más frecuentes en danza irlandesa (Cahalan & O´Sullivan, 2013; Cahalan et al. 2015; Cahalan et al. 2016; Cahalan, Bargary & O`Sullivan, 2018; Cahalan, Kearney, Bhriain et al., 2018; McGuinness & Doody, 2006; Noon et al., 2010; Stein et al., 2013). Y pese a que la gran mayoría de bailarines de flamenco presentan dolor metatarsal y problemas en los pies (Castillo-López & Vargas-Macías, 2014; Castillo-López, 2016, Bejjani et al., 1988), los equipos de investigación encontraron una predominante incidencia de problemas urogenitales derivados a la exposición a la vibración del zapateado, siendo las siguientes zonas más afectadas la espalda, cabeza y cuello.

En danza india, las lesiones de tobillo y rodilla ocupan el segundo lugar, hallándose con mayor frecuencia las lesiones de espalda (Nair et al., 2018). Así mismo, en danza del vientre, las zonas con una mayor incidencia resultan ser la zona lumbar, el sacro y la pelvis, y se observa que los bailarines con más experiencia tienen mayor probabilidad de localizar sus lesiones en las extremidades inferiores (Milner et al., 2019). Estos artículos obtuvieron una puntuación media con respecto a los realizados en otros estilos.

Tipo de lesión 

En cuanto al tipo de lesión, no existe mucho consenso en danza irlandesa, ya que, según los investigadores se da prioridad a unas o a otras lesiones. Por un lado, McGuiness y Doody (2006), establecen que los esguinces de tobillo son los más frecuentes, seguidos por las fracturas por estrés en los pies. Sin embargo, estas últimas, con mayor incidencia en los sesamoideos, son las más frecuentes en los estudios de Noon et al. (2010), que tiene una mayor calidad metodológica, los cuales establecen el síndrome patelofemoral en segundo lugar. Con la misma calidad metodológica, el dolor e inestabilidad patelofemoral seguido de las fracturas por estrés son la segunda y tercera tipología más frecuente en los estudios de Stein et al., (2013), que establecen las tendinopatías como el tipo de lesión más común al igual que Walls et al. (2010) entre las lesiones crónicas. Mientras que las lesiones significativas con un diagnóstico concreto fueron las distensiones musculares para Cahalan et al. (2015)

Por otro lado, en la danza de Morris, al igual que en los estudios de danza irlandesa de McGuiness y Doody (2006), la mayoría de las lesiones son esguinces de tobillos. 

Gravedad 

La gravedad de las lesiones suele establecerse en relación con el tiempo en el que el sujeto no puede practicar la actividad. En ese caso, McGuiness y Doody (2006), observaron que la mayoría de las lesiones mantenían a los bailarines de danza irlandesa con más de 21 días de recuperación, por lo que las lesiones se clasificaban como graves. En cuanto a las lesiones traumáticas en danza de Morris, también se clasifican en mayor medida como severas (Tuffery, 1989). No obstante, en danza irlandesa, Cahalan y O´Sullivan (2013), con mejor calidad metodológica establecen que la mayoría de las lesiones son de gravedad menor, pero que un porcentaje significativo de bailarines reconoce bailar siempre con dolor. Esta convivencia con el dolor puede extraerse de los resultados de Castillo-López y Vargas-Macías, (2014), al afirmar que un alto porcentaje de bailaoras sufren dolor metatarsal durante la práctica del baile flamenco. De este modo, esas lesiones consideradas como leves son de gran importancia ya que imposibilitan la práctica de la danza en condiciones adecuadas.

Factores de riesgo 

La mayoría de las lesiones que se producen en danza irlandesa son por sobreuso, mientras que las traumáticas presentan un porcentaje mucho menor (Stein et al., 2013). Se establece que la fatiga o sobreuso y los movimientos repetitivos son factores de riesgo percibidos por los bailarines (Cahalan & O´Sullivan, 2013; Cahalan et al., 2016; Cahalan et al., 2017), pero también lo son los accidentes. De este modo, las lesiones crónicas cobran gran importancia (Walls et al., 2010), resultados que presentan una semejanza con las lesiones urogenitales en baile flamenco de Bejjani et al. (1988) producidas por la vibración que se produce en el zapateado.

El uso de zapatos para absorber los golpes reduce significativamente las lesiones en danza irlandesa (McGuinness & Doody, 2006), así como el realizar un buen calentamiento y vuelta a la calma. Sin embargo, Castillo-López y Vargas-Macías (2014), no encontraron relación directa significativa entre la altura del tacón del zapato con el dolor. El calentamiento también fue establecido como un factor asociado con las lesiones en otros estudios (Cahalan et al., 2015; Cahalan et al., 2016; Cahalan et al., 2017), entre otros factores de riesgo como el ser mujer y otros problemas de salud.

Conclusiones

Los bailarines de danzas tradicionales presentan una alta incidencia de lesiones, existiendo diferencias entre los estilos de danza. En danza del vientre se encuentran unas ratios de lesión más bajas, comparándose con la incidencia de lesiones significativas en danza irlandesa. 

La localización de estas lesiones es específica en función del estilo de danza. Pero las extremidades inferiores destacan en todas ellas, menos en danza del vientre que presenta mayor incidencia en la zona lumbar, sacro y pelvis.  Las partes más afectadas según el tipo de baile son: en danza irlandesa, tobillo y pie; en danza turca, la rodilla; en danza de Morris, la pantorrilla y el tobillo; en el flamenco, problemas urogenitales, y en danza india, la espalda.

Así mismo, pese a no encontrarse consenso en cuanto a la gravedad de las lesiones, se constató que muchos de los bailarines reconocen bailar habitualmente con dolor en el caso de las danzas irlandesa y flamenca.

Limitaciones y prospectiva de futuro

Pese a la gran variedad de danzas tradicionales, no se han realizado estudios en todas, por lo que no se han podido establecer sus perfiles ni estudiar debidamente las diferencias y similitudes. Otra limitación del trabajo fue que la mayoría de los trabajos fueron retrospectivos, con la consiguiente pérdida de información que esto puede conllevar.

Debido a la especificidad de cada danza, sería necesario un mayor número de trabajos sobre las que aún no hay estudios realizados, así como, ampliar los resultados de las estudiadas. También sería importante que presentaran un carácter prospectivo, y que aportaran una visión más objetiva de la realidad. 

Referencias

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ISSN: 2014-0983

Recibido: 17 de diciembre de 2019

Aceptado: 1 de abril de 2020

Publicado: 1 de julio de 2020