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Nivel de actividad física y conducta sedentaria en estudiantes de medicina humana de una universidad pública peruana

Physical activity and sedentary behavior in medical students at a Peruvian public university

Resumen

Introducción Se ha reportado elevados porcentajes de inactividad física y sedentarismo en estudiantes universitarios. Sin embargo, el nivel de actividad física y su relación con el sedentarismo en estudiantes de medicina no es concluyente.

Objetivos Determinar los niveles de actividad física y conducta sedentaria, así como factores relacionados a estas, en estudiantes de medicina humana de una universidad pública.

Métodos Realizamos un estudio transversal analítico que incluyó a estudiantes de primer a sexto año académico de la carrera de medicina. Empleamos el cuestionario internacional de actividad física (IPAQ). Realizamos un análisis entre las variables de estudio mediante regresión de Poisson, que estimó razones de prevalencia crudas y ajustadas.

Resultados La muestra fue de 513 estudiantes. Un 35% de mujeres y 30,1% de estudiantes de preclínica presentaron un nivel bajo de actividad física. El sexo masculino y el grupo de 20 a 24 años estuvieron asociados a una menor prevalencia de nivel bajo de actividad física. La conducta sedentaria fue 60,9% en el grupo menor de 20 años, y 55,5% entre estudiantes de preclínica. Los tres grupos en que se asoció una menor prevalencia de conducta sedentaria fueron el mayor a 25 años, los estudiantes de clínica, y los con nivel de actividad física alto.

Conclusiones Los estudiantes de medicina presentaron principalmente un nivel moderado de actividad física. Hallamos una mayor presencia de actividad física baja entre estudiantes de sexo femenino y de preclínica. Encontramos un nivel de conducta sedentaria por encima de lo reportado en poblaciones similares. La relación entre nivel de actividad física y menor conducta sedentaria fue significativa solo para la categoría actividad física alta.

Ideas clave

  • La inactividad física y la conducta sedentaria son factores de riesgo modificables para enfermedades cardiovasculares y metabólicas cuya incidencia está en aumento en población cada vez más joven.
  • Este es uno de los primeros estudios en evaluar tanto la inactividad física como la conducta sedentaria en estudiantes universitarios de primer a sexto año de medicina en Perú.
  • La principal limitación del estudio es la imposibilidad de establecer relación causal por su diseño transversal.

Introducción

Sumado a una mayor presencia de factores de riesgo conductuales como el uso de tabaco o el consumo de una dieta no saludable, se ha observado un incremento de los niveles de inactividad física en la población adulta joven [1]. A nivel mundial se estima que el 31% de personas mayores de 15 años no cumplen con el requerimiento mínimo de actividad física recomendado por la Organización Mundial de la Salud [2]. La presencia de niveles bajos de actividad física tiene gran relevancia para la salud pública, debido a que representa el principal factor de riesgo modificable entre adolescentes y adultos jóvenes para prevenir la aparición de múltiples enfermedades crónicas a futuro [3].

Como parte de la población adulta joven, los estudiantes universitarios son un grupo de interés pues se han reportado porcentajes elevados de sobrepeso y obesidad entre ellos en comparación a la población general [4]. Asimismo, estudios previos describen menores niveles de actividad física, así como un mayor consumo de bebidas azucaradas y comidas rápidas, asociado a su rutina académica y estilo de vida [4],[5],[6]. Al encontrarse en un grupo etario considerado como el último periodo de afianzamiento de conductas y estilos de vida saludables de cara a una futura vida independiente [7], se han realizado intervenciones orientadas a mejorar la salud en estudiantes universitarios que han demostrado obtener un incremento significativo de la actividad física [8]. Las intervenciones oportunas permiten disminuir la obesidad en grupos etarios clave y a largo plazo, disminuyendo el riesgo de presentar enfermedad crónica y muerte prematura.

Así también, la conducta sedentaria es una condición cada vez más frecuente entre los estudiantes universitarios. La conducta sedentaria es definida como todo comportamiento que involucre un gasto energético menor a 1,5 equivalentes metabólicos, lo cual incluye actividades en las que se adopta una postura sentada, reclinada o acostada. Este concepto difiere de la inactividad física, que es la condición de no alcanzar los requisitos para ser catalogado con un nivel moderado o alto de actividad física [3]. El autorreporte de sedentarismo en este grupo es mayor en comparación con la población adulta joven [9]. Los efectos de la conducta sedentaria en la salud han sido reportados en estudios previos. Por ejemplo, la cantidad de horas que un estudiante universitario pasa sentado ha sido asociada a la presencia de mayores niveles de malestar físico y somnolencia [10], así como a una elevación sérica de marcadores proinflamatorios [11]. De igual forma, se ha sugerido que la conducta sedentaria aumenta el riesgo de presentar enfermedad cardiovascular o diabetes mellitus [12]. Estudios prospectivos en población adulta han puesto en evidencia una mayor mortalidad general o por evento cardiovascular entre personas físicamente activas, que permanecían más de ocho horas sentados al día [13],[14]. Estos hallazgos han llevado a considerar a la conducta sedentaria como un potencial factor de riesgo independiente de la inactividad física [14],[15].

Literatura previa reporta elevados porcentajes tanto de inactividad física como de sedentarismo, en poblaciones de estudiantes de medicina humana [16],[17]. La importancia de desarrollar hábitos saludables que promuevan una mayor actividad física, o una disminución de la conducta sedentaria entre estudiantes de medicina no solo genera los beneficios mencionados en la salud individual de cada uno, sino también les permite estar más capacitados para poder ser promotores activos de conductas saludables en su comunidad [15]. Sin embargo, no es concluyente el nivel de actividad física y sedentarismo, así como la relación entre estos dos eventos y las implicancias en la salud de los estudiantes de medicina [12],[14]. Por ello, el objetivo del presente estudio es determinar los niveles de actividad física y prevalencia de conducta sedentaria en estudiantes de medicina humana de una universidad pública peruana.

Métodos

Diseño de estudio

Estudio transversal analítico realizado durante el año 2018. La población estuvo constituida por 973 estudiantes universitarios de primer a sexto año de medicina humana de la Universidad Mayor de San Marcos en Lima, capital de Perú. Se realizó un censo que incluyó a todo estudiante inscrito en el año académico. Se excluyeron los casos con datos perdidos de las variables de interés. Asimismo, de acuerdo con lo estipulado en el cuestionario internacional de actividad física IPAQ (del inglés, International Physical Activity Questionnaire), se excluyeron casos según los procedimientos de limpieza y tratamiento de datos de la guía para el procesamiento de datos y análisis de dicho instrumento [18].

Nivel de actividad física y sedentarismo

Para evaluar el nivel de actividad física y sedentarismo se empleó la versión corta del International Physical Activity Questionnaire [18]. Esta versión es recomendada para estimar la prevalencia de niveles de actividad física, en comparación con la versión larga que de forma adicional facilita el análisis de actividad física en distintos contextos, pero con una aplicabilidad considerada más limitada [17],[20]. Este cuestionario autoaplicado ha sido ampliamente utilizado a nivel mundial. Posee una adecuada fiabilidad test-retest de hasta 0,79 [19], una correlación mediana para la validez de criterio con acelerómetro (coeficiente de Spearman: 0,30; intervalo de confianza 95%: 0,23 a 0,36) [20], según la literatura. El IPAQ es considerado uno de los mejores instrumentos para evaluar actividad física en estudiantes universitarios [21]. Consta en total de siete preguntas, de las cuales seis reportan la cantidad de días y duración de tiempo (en minutos) utilizado en realizar actividad física vigorosa, de moderada intensidad y caminatas en los últimos siete días. La séptima pregunta del cuestionario indaga el número de horas que el participante estuvo sentado en la última semana.

La información recopilada fue sometida a métodos estandarizados de limpieza de datos, exclusión de valores máximos y mínimos, así como reglas de truncamiento de datos de acuerdo a la guía de uso del cuestionario. La actividad física medida a través del IPAQ es calculada en equivalentes metabólicos por minuto a la semana y se agrupa en tres categorías, las cuales se calcularon mediante las siguientes fórmulas:

  • Actividad física de alta intensidad: 8,0 equivalentes metabólicos por minutos de actividad física vigorosa por días que realizó actividad física vigorosa.
  • Actividad física moderada intensidad: 4,0 equivalentes metabólicos por minutos de actividad física moderada por días que realizó actividad física moderada.
  • Caminata: 3,3 equivalentes metabólicos por minutos de caminata por días que realizó caminata.

La actividad física total es definida como la suma de las tres categorías de actividad física (actividad física de alta intensidad, más actividad física de moderada intensidad, más caminata). Asimismo, la actividad física fue categorizada en tres niveles de acuerdo a la metodología del cuestionario internacional de actividad física. El nivel alto es constituido por los casos que cumplen alguno de los siguientes criterios:

  • Actividad de alta intensidad en al menos tres días que acumule un mínimo de 1500 equivalentes metabólicos-minuto/semana.
  • Siete o más días de cualquier combinación de actividad física que acumule al menos 3000 equivalentes metabólicos-minuto/semana”.

El nivel moderado incluye los casos que cumplan alguno de los siguientes criterios:

  • Tres o más días de actividad de alta intensidad de al menos 20 minutos diarios.
  • Cinco o más días de actividad de moderada intensidad y/o caminata de al menos 30 minutos diarios.
  • Cinco o más días de cualquier combinación de caminata, actividad de moderada y alta intensidad que alcance un mínimo de 600 equivalentes metabólicos-minuto por semana.

El nivel de actividad bajo comprende los casos no incluidos en los dos niveles previos.

El tiempo que los participantes permanecen sentados durante los últimos siete días es registrado en la séptima pregunta del cuestionario y es expresado en horas por día. Para fines de análisis se define como sedentarismo a los casos con valores mayores a ocho horas/día [17].

Covariables

Las variables de posible asociación a conducta sedentaria y actividad física fueron elegidas tomando como referencia los estudios de Yousif y colaboradores [16], de Wattanapisit y colaboradores [17], y de interés epidemiológico. Estas fueron adicionadas en el cuestionario e incluyeron sexo (hombre/mujer), edad (menor de 20/20 a 24 años/mayor a 25 años), estado civil (soltero/casado-conviviente), discapacidad física (presencia de algún problema permanente para moverse o caminar), talla (en metros) y peso (en kilos). Con estas dos últimas variables se calculó el índice de masa corporal y fue categorizado (bajo peso/normal/sobrepeso-obesidad). Para categorizar el año académico (preclínica/clínica) se agrupó del primer al tercer año de estudios y del cuarto al sexto año, respectivamente acorde a literatura previa [17].

Procedimiento

Los cuestionarios fueron distribuidos de forma censal según la disponibilidad de horarios de las clases de cada año académico previa coordinación con docentes o delegados. La encuesta se realizó sin un límite de tiempo para completarlo. El cuestionario fue autoadministrado por los estudiantes quienes recibieron una orientación verbal previa por parte del equipo investigador, así como orientación escrita en el cuestionario. Con la información recolectada se generó una base de datos por parte del equipo investigador. Se realizó una revisión de la data para encontrar posibles datos inconsistentes generados al llenar la base de datos.

Aspectos éticos

El presente trabajo fue revisado y aprobado por el Comité de Ética en Investigación de la Universidad de Ciencias y Humanidades. La participación de cada estudiante fue voluntaria y anónima. Se solicitó consentimiento informado por escrito previo al inicio de la encuesta. La base de datos generada con las encuestas codificadas fue empleada sólo por el equipo investigador.

Análisis estadístico

Se empleó el paquete estadístico Stata v12 (StataCorp, TX, Estados Unidos). Se consideró intervalos de confianza del 95% y un nivel de significancia de 0,05. Se describieron las variables categóricas mediante frecuencias o porcentajes y las variables continuas a través de medianas y rangos intercuartílicos. La distribución de las variables continuas fue determinada como no normal mediante la prueba de Shapiro Wilk. Se emplearon pruebas de Chi-cuadrado y test exacto de Fisher al describir los niveles de actividad física según variables de estudio. Para evaluar la relación entre los niveles de actividad física y las variables de interés, así como sedentarismo, sexo, grupo etario, año académico e índice de masa corporal, se calcularon razones de prevalencia crudas, ajustadas e intervalos de confianza. Los instrumentos utilizados para estos cálculos fueron modelos lineales generalizados con familia Poisson, función de enlace logarítmico y varianza robusta. La colinealidad entre las variables fue evaluada mediante el factor de inflación de varianza, el cual consideró como alta a los coeficientes mayores de 10.

Resultados

Un total de 693 estudiantes participaron de la encuesta (tasa de respuesta de 71,2%), de los cuales 175 casos fueron excluidos por presentar datos incompletos y cinco casos por el proceso de limpieza de datos acorde a la guía de uso del cuestionario. La muestra final fue de 513 estudiantes de medicina, de los cuales 55,9% fueron hombres. El grupo etario mayoritario fue el comprendido entre los 20 y 24 años con un 63,9% de los casos. El sobrepeso/obesidad estuvo presente en el 36,8% de los encuestados. Las características según sexo son descritas también en la Tabla 1.

Características de la población de estudio.
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El 25,3% de todos los participantes presentaron un nivel bajo de actividad física (Tabla 2). Asimismo, encontramos que 35,0% de mujeres presenta un nivel de actividad física bajo, cifra mayor al 17,8% hallado en los hombres (p < 0,001). Según el grupo etario, el 45,7% de estudiantes menores de 20 años presentaron un nivel bajo de actividad física, porcentaje mayor al encontrado en el grupo etario mayor a 25 años (30,2%; p = 0,004).

Nivel de actividad física según variables de interés en estudiantes de medicina (N = 513).
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Tomando al nivel moderado como referencia, realizamos un análisis crudo y ajustado entre los niveles de actividad física y variables de interés que son descritos en la Tabla 3. En el análisis multivariado, el sexo masculino (razón de prevalencias ajustada: 0,62; intervalo de confianza 95%: 0,46 a 0,83) y el grupo etario de 20 a 24 años (0,55; 0,39 a 0,79) estuvieron asociados a una menor prevalencia del nivel bajo de actividad física, en comparación al sexo femenino y al grupo menor de 20 años, respectivamente. Asimismo, el sexo masculino estuvo asociado a una mayor prevalencia del nivel de actividad física alto (1,74; 1,23 a 2,46), en comparación al sexo femenino. 

Razón de prevalencia crudo y ajustado de la relación entre niveles de actividad física y variables de interés.
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Adicionalmente, se evaluó la presencia de conducta sedentaria (tiempo sentado mayor a ocho horas diarias) en la población de estudio, la cual fue mayor entre las categorías sexo femenino (50,9%; intervalo de confianza 95%: 44,3 a 57,4), grupo etario menor de 20 años (60,9%; 46,6 a 75,2), grupo de preclínica (55,5%; 48,1 a 62,9), y nivel bajo de actividad física (54,6%; 46,0 a 63,2).

Conducta sedentaria en estudiantes de medicina humana según variables de interés y razones de prevalencia crudo y ajustado (N = 513).
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Se realizó un análisis multivariado entre conducta sedentaria y variables de estudio en el cual la categoría clínica (razón de prevalencias ajustada 0,81; intervalo de confianza 95%: 0,66 a 0,99) y el grupo etario mayor de 25 años (0,68; 0,48 a 0,97) se asociaron a una reducción en la prevalencia de conducta sedentaria, comparado al grupo preclínica y al grupo menor de 20 años, respectivamente. Asimismo, el nivel de actividad física alto estuvo asociado de manera significativa con una disminución en la prevalencia de conducta sedentaria (0,60; 0,44 a 0,83), en comparación al nivel bajo (Tabla 4).

Discusión

El presente estudio evaluó el nivel de actividad física entre estudiantes de medicina, el cual fue menor entre mujeres y estudiantes mayores de 25 años. Así también determinó la asociación entre el sexo masculino y la presencia de niveles altos de actividad física. La prevalencia de conducta sedentaria entre los estudiantes evaluados estuvo por encima de lo reportado en estudios previos, fue mayor entre los estudiantes de últimos años y resultó independiente de la presencia de un nivel bajo de actividad física.

La prevalencia de sobrepeso y obesidad en los estudiantes de medicina de nuestro estudio fue de 31,0% y 4,5 %, respectivamente. Estas cifras resultan menores a los porcentajes descritos en la población peruana (37,3% para sobrepeso y 22,7% para obesidad) según el Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú para el año 2018 [22]. Este último informe reporta también una variación geográfica de estos valores, por lo cual algunas ciudades costeras presentan una prevalencia por encima de la nacional. En esta línea, estudios previos realizados en ciudades de la costa como Ica [23] y Trujillo [24] encontraron prevalencias de obesidad/sobrepeso en estudiantes de medicina de 40 y 50%, respectivamente. Por el contrario, sólo el 27,8 % de estudiantes en una facultad de medicina en Cuzco [25], ciudad de la sierra peruana, tenía sobrepeso y 3,9% presentaba obesidad, resultados menores a los valores hallados en nuestro estudio. A nivel internacional, en México 41,9 % de los estudiantes de medicina tenía sobrepeso y 6,5% tenía obesidad [26], resultando mayor a lo hallado en nuestra población de estudio. Estas diferencias pueden ser consecuencia del mayor consumo de comida ultra procesada y bebidas azucaradas en las ciudades más urbanizadas y en algunos países. Estos aspectos llevan al aumento de sobrepeso y obesidad en distintos grupos sociales y etarios [27].

Nuestro estudio evidenció que el porcentaje de hombres con un nivel de actividad física alto resultó mayor al hallado en mujeres. Esta diferencia estadística en la distribución de los niveles de actividad física y el sexo de los estudiantes ha sido descrita tanto en estudios realizados en estudiantes de medicina [16],[17],[28] como entre población universitaria en general [29],[30]. Asimismo, el análisis multivariado halló una asociación significativa entre el sexo y el nivel de actividad física alto. Chung y colaboradores [31] evidenciaron que la probabilidad de presentar un nivel de actividad física recomendado para obtener beneficios en la salud fue 3,16 veces mayor entre los hombres en comparación a las mujeres, resultado similar al nuestro. Por el contrario, nuestro estudio no reportó una asociación entre sexo y el nivel de actividad física bajo. Este resultado va acorde a lo hallado en por Zevallos-Morales y colaboradores [32], quienes tampoco evidenciaron una asociación significativa. La relación entre el sexo y el nivel de actividad física alto puede ser explicada por factores culturales y sociales que propician al género masculino a desarrollar actividades que impliquen mayor desgaste físico y, por el contrario, no incentivan a las mujeres al desarrollo de los mismos [14].

Del mismo modo, hallamos que el grupo etario menor de 20 años presentó la mayor proporción de estudiantes con nivel de actividad física bajo. Este resultado es similar al reportado en estudiantes colombianos [33], aunque resulta lo contrario entre estudiantes universitarios en Polonia [34]. La mayor inactividad física en jóvenes, que fue observado también en adultos peruanos por Tarqui y colaboradores, podría estar vinculado a diferencias existentes en los patrones conductuales y culturales entre generaciones [35].

El promedio de horas sentado en nuestra población de estudio fue comparable a lo reportado por Ge y colaboradores [28], realizado en estudiantes de medicina humana. Sobre la base del registro de la cantidad de horas sentado, se estimó la presencia de conducta sedentaria. Esta llegó a estar presente en 45,6 % (intervalo de confianza 95%: 41,3 a 49,9) del total de estudiantes. Esta cantidad resulta estar por encima del 31,0% (30,4 a 32,6) estimado en el metanálisis elaborado por Castro y colaboradores [9].

El pertenecer a los últimos años académicos y la mayor edad de los estudiantes estuvieron inversamente asociados a la presencia de conducta sedentaria. Estudios realizados tanto en estudiantes universitarios colombianos como asiáticos, reportaron una distribución independiente de la conducta sedentaria entre los grupos de edad [33],[36], lo cual difiere de nuestros hallazgos. Por el contrario, nuestros resultados son comparables a lo hallado por Wattanapisit y colaboradores [17], en cuyo estudio se observó una mayor prevalencia de sedentarismo entre estudiantes de preclínica (87,9%) en comparación a aquellos que cursan años de clínica (55,1%). La disminución del sedentarismo entre los estudiantes que llegan a los últimos años académicos de medicina humana ha sido explicada por el mayor número de horas que están obligados a invertir en rotaciones clínicas, guardias hospitalarias. Esto garantiza que permanezcan menos tiempo sentados sin que implique realizar una cantidad adecuada de actividad física.

El alcanzar un nivel de actividad física alto resultó estar asociado con una menor probabilidad de presentar conducta sedentaria. A pesar de ello, el grupo que llegó a obtener este resultado es el de menor proporción entre los estudiantes de nuestro estudio. Incluso entre los estudiantes con un nivel de actividad física alto, la prevalencia de sedentarismo llegó a ser similar al estimado total de otros estudios [9],[30]. Por otro lado, no se evidenció asociación entre el nivel de actividad física bajo y la presencia de sedentarismo. Este último hallazgo resulta compatible con los resultados de Matusiak-Wieczoerk y colaboradores [15], el cual no halló diferencias estadísticas entre los niveles de actividad física y la cantidad de tiempo sentado. La independencia de la conducta sedentaria en personas con un bajo nivel de actividad física abre la posibilidad de la ocurrencia simultánea de ambos fenómenos, lo cual resulta importante vigilancia pues estudios previos sugieren que para este último en cuestión, menores cantidades de horas sentados por día podrían incluso incrementar la mortalidad por cualquier causa a largo plazo [37]. 

Recomendaciones

Nuestros resultados ponen en evidencia la importancia de implementar estrategias de promoción al desarrollo de actividad física entre los estudiantes de medicina. Asimismo, los altos valores de conducta sedentaria, que resultaron mayores a otros estudios, sugieren la necesidad de implementar medidas que busquen disminuir el sedentarismo entre los estudiantes desde el inicio de la vida universitaria. Sugerimos el desarrollo de estudios longitudinales que permitan seguir evaluando la relación entre el nivel de actividad física y la conducta sedentaria, así como la repercusión de ambas situaciones en la salud.

Limitaciones y fortalezas

El estudio realizado posee limitaciones que deben ser consideradas al interpretar los resultados. Nuestro estudio posee un diseño transversal, el cual impide inferir causalidad. A pesar de ello nuestro análisis permite obtener asociaciones que pueden servir como evidencia para el desarrollo de futuros estudios longitudinales. La actividad física y la conducta sedentaria se obtuvieron mediante autorreporte, lo cual puede generar un mayor y menor estimación del verdadero valor, respectivamente. Del mismo modo, el peso y talla de los participantes se obtuvieron a través del mismo mecanismo, en lugar de usar herramientas más objetivas para estimarlas. Esto vuelve a nuestra información susceptible de un sesgo de recuerdo o de deseabilidad social. Asimismo, nuestro estudio no incluyó una mayor cantidad de posibles factores confusores en las relaciones evaluadas. El hecho de optar por el uso del cuestionario de corta duración se realizó con la intención de evitar que los entrevistados se fatiguen en la resolución de las preguntas. Esto termina afectando la calidad de las respuestas. Nuestro estudio fue realizado en estudiantes de medicina de una universidad nacional, lo que no permite generalizar nuestros hallazgos a otros contextos.

Las fortalezas del estudio incluyen el uso de un instrumento de validez demostrada y que ha sido empleado en poblaciones de estudiantes universitarios alrededor del mundo como el cuestionario internacional de actividad física. Este aspecto nos permite poder realizar comparaciones [38]. Por último, frente a la escasa información existente sobre sedentarismo y baja actividad física en población universitaria en Perú, nuestro estudio proporciona información que ayuda a dilucidar la relación entra ambos fenómenos.

Conclusiones

Nosotros encontramos que el nivel bajo de actividad física en estudiantes de medicina fue más prevalente entre el sexo femenino y entre los estudiantes de menor de edad. Asimismo, hallamos que la conducta sedentaria ocurre con mayor frecuencia que la inactividad y es mayor entre los estudiantes de los primeros años académicos.

Una disminución significativa en la prevalencia de la conducta sedentaria solo fue observada entre los estudiantes que alcanzaron niveles altos de actividad física. Este hallazgo nos muestra que incluso los estudiantes con actividad física moderada, que constituye la mitad de nuestra población analizada, pasan un número suficiente de horas sentados al día para ser catalogados como sedentarios.

Notas

Roles de autoría
AJA: conceptualización, metodología, software, validación, análisis formal, investigación, recursos, curación de datos, preparación del artículo original, revisión y edición del artículo, visualización, supervisión, administración del proyecto y adquisición de fondos.  TPM: conceptualización, investigación, recursos, curación de datos, preparación del artículo original, revisión y edición del artículo, visualización, supervisión, administración del proyecto y adquisición de fondos. LB: conceptualización, investigación, recursos, curación de datos, preparación del artículo original, revisión y edición del artículo, visualización y adquisición de fondos. KM, JSP, RGP, IFR: conceptualización, investigación, recursos, curación de datos, preparación del artículo original, visualización y adquisición de fondos. JMQ: conceptualización, metodología, software, validación, análisis formal, investigación, recursos, revisión y edición del artículo, visualización y supervisión.

Declaración de conflictos de intereses
Los autores completaron la declaración de conflictos de interés de ICMJE y declararon que no recibieron fondos por la realización de este artículo; no tienen relaciones financieras con organizaciones que puedan tener interés en el artículo publicado en los últimos tres años y no tienen otras relaciones o actividades que puedan influenciar en la publicación del artículo. Los formularios se pueden solicitar contactando al autor responsable o al Comité Editorial de la Revista.

Agradecimientos
No hay. 

Financiamiento
Los autores declaran que no recibieron financiamiento para la realización de este artículo.

Consideraciones éticas
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética en Investigación de la Universidad de Ciencias y Humanidades, con el código de expediente: ID-023.

Acceso a datos
La base de datos empleada en el presente estudio y el diccionario de datos son accesibles a través de un repositorio digital (disponible en https://doi.org/10.6084/m9.figshare.14700381). El plan de análisis estadístico podrá estar disponible previa solicitud.

Idioma del envío
Español

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