Lo que bien se aprende…

Paulina Latapí Escalante (Coord.)

En el mes de marzo del 2020 comenzó una nueva etapa en nuestra vida personal, familiar, comunitaria y mundial. Fue una parada en seco de la cual, en el transcurrir de los meses, a pasos y tropiezos, pudimos liberarnos para comenzar de nuevo a caminar. Este recomienzo ha implicado retomar nuestras vidas con mayor conciencia, valorando y agradeciendo que aquí seguimos vivos —y que ello es un regalo, un verdadero privilegio— pero que ahora hemos de caminar con pasos más firmes, perdiéndole el miedo a las adversidades que siempre encontraremos en los caminos de la vida.

En este largo tiempo de contingencia hemos experimentado vivencias personales muy significativas, que han cambiado o reforzado nuestro estilo de vida, nuestros pensamientos y quizás incluso nuestros más profundos valores. Lo indudable es que dentro de estos cambios y permanencias nos hemos sentido vulnerables ante un virus que ha provocado tanta muerte.

Entre los aprendizajes derivados de la pandemia, me parece muy valioso que hayamos incorporado a nuestros hábitos y costumbres protocolos de cuidado, no solo por el bien de nosotros mismos, sino igualmente por el de los demás. Asimismo, me parece la increíble manera en la cual hemos aprendido que la vida es cambio y que es necesario adaptarnos siempre en coherencia con lo que consideramos fundamental: la familia, la paz, la concordia, el cuidado de la mente, las emociones y del cuerpo. Hemos padecido pérdidas, sí, y ello es doloroso, mas podemos vivirlas como un reto para centrarnos en vivir con mayor armonía dentro de lo que está en nuestras manos.

Por su idea de hacer una pausa a fin de plasmar la memoria individual y los aprendizajes comunitarios, por su perseverancia en acompañar a personas de distintas edades y vivencias diversas para dejar plasmadas las experiencias y que no se olviden los aprendizajes, por su visión y trabajo al realizar este libro, por todo ello agradezco a la historiadora Paulina Latapí. Aprovecho para agradecerle también el nutrir ese rincón cultural que es Café, Té y Cultura, con variedad de temas, y por dar siempre lo mejor para toda la comunidad. El Regency Club te agradece profundamente lo que has abonado a que nuestro andar sea un aporte por un mundo mejor.

Adriana Talancón